La joya del Océano Índico.
Playas blancas, fondos coralinos y un interior selvático forman el paisaje de esta isla paradisíaca y exótica.
Isla Mauricio es un destino que no sólo implica playas y relax, sino que ofrece a sus visitantes la posibilidad de realizar diferentes actividades. Entre las más populares podríamos destacar las siguientes:
Actividades acuáticas
Como en cualquier isla que se precie, en Isla Mauricio las distracciones más populares son las actividades acuáticas. Es más, en la mayoría de los hoteles de lujo, gran parte de los deportes de agua están incluidos de forma gratuita.
Windsurf
El viento casi constante y la tranquilidad de la laguna hacen que muchos viajeros den sus primeros pasitos en este deporte. Es muy común que se realicen diversas competiciones e incluso algunas pruebas para el campeonato del mundo.
Kitesurf
Los mismos motivos que indicamos para el windsurf se aplican al kitesurf, la modalidad que combina una tabla de surf con una cometa.
Buceo
Sorprendentes fondos marinos y asombrosos peces de colores se asientan junto al arrecife de coral que rodea la isla. En la parte norte de Isla Mauricio es posible ver tiburones.
Una opción apta para los menos atrevidos e incluso los que no sepan nadar pero quieran conocer el fantástico mundo submarino de Mauricio, es el “undersea walk”, un paseo a pie por el fondo del océano con ayuda de un casco que proporciona aire a su ocupante.
Snorkel
A menudo no es necesario sumergirse a demasiada profundidad en el océano para contemplar la vida que tiene lugar en su interior. Las claras aguas de Mauricio ofrecen la posibilidad de divisar a sus huéspedes simplemente nadando sobre la superficie equipados con un tubo, unas gafas y unas aletas.
Paseos en barco con fondo de cristal
La alternativa ideal para aquellos que deseen disfrutar de lo anterior y permanecer secos.
Navegación a vela
Los vientos que “azotan” la isla durante todo el año hacen que la navegación a vela sea una práctica muy popular. La mayoría de los hoteles ofrecen la posibilidad de alquilar un pequeño barco de vela, tanto con tripulación, como sin ella.
Pesca de altura
Para los amantes de la pesca Mauricio es uno de los mejores destinos, ya que allí se han logrado los mayores records mundiales en cuanto a peso y tamaño de las capturas.
En los lugares donde se realiza la pesca de altura son abundantes los peces espada azules, negros y rayados, además del pez espada volador, el atún y el bonito.
La mejor temporada para la pesca son los meses comprendidos entre marzo y octubre.
Esquí acuático
Por sorprendente que resulte, son muchos los hoteles que ofrecen la práctica del esquí acuático entre sus actividades gratuitas. ¿Qué mejor momento para intentarlo? Es más sencillo de lo que parece.
Nadar con delfines
En Mauricio es posible realizar el sueño de muchas personas, aunque el precio a pagar es bastante elevado.
Stand Up Paddle
De origen polinesio, esta nueva modalidad se ha hecho bastante famosa en los últimos años. Consiste en remar de pie sobre una tabla de surf.
Kayak
Recorrer la laguna en canoa es una de las actividades que incluyen casi todos los hoteles.
Actividades terrestres
Golf
En Isla Mauricio hay varios campos de golf. Se pueden destacar el del hotel One and Only St. Geran (costa este) y el del hotel Paradise (suroeste).
Senderismo
En el Parque Nacional de Black River Gorges hay diversos itinerarios para practicar trekking, desde 3 hasta 10 kilómetros. Es importante ir a primera hora para tener tiempo suficiente.
Masajes
Cualquier hotel que se precie tiene su propio spa con infinidad de tratamientos. El precio de éstos dependerá de la categoría del hotel. Si os movéis por libre por los diferentes centros urbanos (turísticos) encontraréis spas a un precio bastante inferior.
Clases de cocina
Después de probar la gastronomía local, es posible que aprender a preparar “chutneys” y “currys” se convierta en uno de los objetivos del viaje. Los hoteles suelen organizar clases de cocina criolla.
LA CAPITAL MAURICIANA
Port Louis, a 28 kilómetros de Tamarin, es una ciudad pequeña que parece tener de todo, incluso un barrio chino, un casino y un hipódromo.
Merece la pena visitar el mercado y perderse entre los puestos que venden frutas tropicales, pareos vistosos y especias de olor fuerte y picante. Media hora en coche separa la ciudad de Port Louis de Grand Baie, la capital del turismo y la diversión en la isla.
Conviene no detenerse y disfrutar con el paisaje que surge a continuación: las playas largas dejan paso a arenales blancos delimitados por negra roca volcánica.
La ruta hacia el norte culmina en Cap Malhereux, el punto más septentrional de la isla y también el de nombre más trágico (malhereux significa desgraciado) por los naufragios registrados en su costa. Este lugar era lo primero que divisaban los barcos del siglo XVIII y también el puerto donde los colonos franceses esperaban a las mujeres que llegaban para casarse con la esperanza de una vida mejor. El actual pueblo de pescadores tiene como visita imprescindible la misa cantada de los domingos en la iglesia de Notre Dame Auxiliatrice.
El viaje toma ahora rumbo sur hacia los Jardines de Pamplemousses a través de carreteras sinuosas flanqueadas por campos de caña de azúcar. Estos extensos cultivos ocupan el 70% del territorio de la isla y han ido desplazando a los antiguos bosques de filaos y pandanos.
En el Jardín Botánico de Pamplemousses, a 17 kilómetros de Cap Malhereux, crecen gran parte de las especies isleñas así como plantas tropicales del resto del mundo. La palmera talipot (Corypha umbraculifera) es una de las más originales, pues tarda 60 años en florecer y produce millones de flores con más de 500 kilos de semillas. O los nenúfares gigantes de hojas circulares, que flotan en los estanques con sus bordes mirando siempre al sol.
Viajando hacia la costa oriental, en una media hora aparece la bahía turquesa de Trou d’Eau Douce, desde donde salen los barcos rumbo a la paradisiaca Île aux Cerfs. Bastan quince minutos de travesía para alcanzar unas playas consideradas entre las más puras del océano Índico. La arena, fina y blanquísima, destaca bajo las verdes hojas de las palmeras y también en el fondo de piscinas naturales, bañadas por un mar que parece iluminado por una luz entre verde y azulada.
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